El limonero lánguido suspende… đź’«
El limonero lánguido suspende
una pálida rama polvorienta
sobre el encanto de la fuente limpia,
y allá en el fondo sueñan
los frutos de oro…
Es una tarde clara,
casi de primavera;
tibia tarde de marzo,
que al hálito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algĂşn recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente dormido, o, en el aire,
algĂşn vagar de tĂşnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazĂłn: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vĂrgenes y muertas.
SĂ, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera,
tarde sin flores, cuando me traĂas
el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena albahaca,
que tenĂa mi madre en sus macetas.
Que tĂş me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan…
SĂ, te conozco, tarde alegre y clara,
casi de primavera.
Luis Ricardo Falero, Lily Fairy (1888) |
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