Cuando las luces se apagaron en tu mundo el cielo entero se resintió . Lo sé porque lo vi. O tal vez se equivocan mis ojos y no fue así. Tal vez fue exactamente al revés. Me lo ha explicado el duende : Que tú y yo y él. Y la tierra que pisas y las estrellas del firmamento. Todos somos parte , más o menos voluminosa, de una bola gigante en la que lo uno afecta a lo otro. En la que lo uno determina a lo otro. Y viceversa. Una bola gigante . O a lo mejor una marmita . Vapor y líquido encerrados a los pies de una tapadera y sobre un fondo metálico. Vapor el cielo . Líquido la Tierra . El hombre aquello que entre ambos cuecen .