A lo mejor te preguntas que quién me cuenta todo esto que aquí te escribo, y que tú lees. Es verdad, nunca te lo he dicho , pero es que no es uno, o una: a ver, sí es uno, pero no siempre es el mismo, sino uno distinto a cada tramo que abordamos de la Historia. El que está ahora a mi lado, el que tanto sabe de alquimia y me lo chiva todo y me mete prisa para que te siga contando se llama Titus B. Siempre va escribiendo en un libro al compás que habla y anda . Es un duendecillo . Uno de esos muy traviesos a los que les gusta corretear por entre los pasos de los viajeros cansados y chillarles al pie de las orejas, sabes cuáles te digo, ¿no? Pues de esos, de esos que además está llenito Brocelianda . Me está tirando del brazo . Es muy malo y muy pesado. Me dice que me levante ya . Que llevo yo no sé cuántos días sentada en esta piedra . Que si no me duelen las posaderas… eso me dice: las posaderas :) Y yo le digo Venga, Titus B., dime de una vez lo que