Algunos duendes son muy miedosos . Por eso tal vez nunca puedas ver ninguno. Ni aunque alguien que vaya contigo una tarde andando por el bosque te diga: mira, allí hay un duende sentado comiendo almendras . Nada. Seguramente no tendrías forma de verlo porque antes, mucho mucho antes de que te hubiese dado tiempo a levantar los ojos desde donde los tuvieras puestos y los llevaras hasta el punto ese que tu acompañante te señaló, la criatura ya se habría esfumado. Titus B. es así . Es uno de ellos. Se oculta. Se esconde de todo lo que no sea yo. Por miedo. Por terror. Solo si lo que quiera que sea se está muy quieto , como pasó aquella vez con la paloma mensajera , tiene el atrevimiento de quedarse. Pero solo así. Solo entonces. Y esta vez, teniendo encima a Nimue, poco más y le da un ataque. De verdad que no exagero. De verdad que no. De modo que esta noche, porque ya se ha hecho bien de noche y la luna está bien grande en lo alto del cielo, de modo que esta noche, digo,