Ruiseñores

Bellas deben ser las montañas de las que vienes

Y luminosos los arroyos de esos fructíferos valles,

Aprendo tu canción:

¿Dónde están esos bosques estrellados? Puede que yo vague por allí,

Entre esas flores de aire celestial

Que florecen todo el año.


No, se han consumido esas montañas y se han secado los arroyos:

Nuestra canción es solo la voz de un deseo que frecuenta nuestros sueños,

Un trozo del corazón,

De quien afligiéndose las visiones, oscuras esperanzas prohíben sueños profundos,

Ninguna cadencia agonizante, ningún suspiro largo puede permanecer

Para todo nuestro ser.


Solos, resonando los oídos de arrebatados hombres,

Vertemos nuestro secreto nocturno y oscuro; y entonces,

Cuando la noche se retira

De estos dulces licores saltando y estallando ramas de mayo,

Sueña, mientras el inabarcable coro del día

Da la bienvenida al alba.

Robert Bridges

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