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Empiezo a conocerme. No existo.

Empiezo a conocerme. No existo. Soy el intervalo entre lo que deseo ser y los demás me hicieron, o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida… Soy esto, en fin… Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de zapatillas en el pasillo. Quede solo yo en el cuarto con el gran sosiego de mí mismo. Es un universo barato. Fernando Pessoa

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33. La senda de los diamantes

Dicen que un pájaro no entona dos veces la misma canción . Que esa melodía que te paraste aquella tarde de enero a escuchar con los ojos cerrados y la piel manchada de frío ningún otro, ni siquiera él mismo, volverá a repetirla jamás.   Dicen ,   pero no sé si es verdad . A lo mejor sí. A lo mejor cada vez que despegan sus picos lisitos sueltan al mundo, a tu mundo, algo que   por tan hermoso no pueda más que desvanecerse . Desvanecerse, para que siga siendo eso, hermoso. Para que nadie pueda corromperlo... Pasa con todo: con los cantos de las aves que hasta que anochezca colmarán el bosque; con el agua de ese mar que nunca tuve delante... o con   los diamantes que estoy viendo ahora mismito cuajar la tierra . Sí sí. Como lo lees. Cuajarla. Que no hay uno ni hay dos. Que hay miles. Cientos de miles de   piedras chiquininas que relumbran  a la luz de un sol que les sonríe galante. Que las viste de colores. Que las hace brillar. Y la tierra encantada. Dispuesta a dejarse mir

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Venecia...

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Venecia

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¿Por qué me has abandonado?

Por si no hay otra vida después de esta haz de modo que sea una injusticia nuestra aniquilación; de la avaricia de Dios sea tu vida una protesta. Que un anhelo sin pago así nos presta y envuelto de su luz en la caricia el dardo oscuro que al dolor enquicia en la raíz del corazón asesta. Tu cabeza, abrumada del engaño en la roca descansa que fue escaño de Prometeo, y cuando al fin te aplaste la recia rueda de la impía suerte, podrás, como consuelo de la muerte, clamar: “¿por qué, mi Dios, me abandonaste?” Miguel de Unamuno

Las lecturas de mi 2020...

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     <<Cada libro, cada tomo que  ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y  vivieron y soñaron con él >>. Carlos Ruiz Zafón, La sombra del viento        1.  William Shakespeare, Romeo y Julieta        2.   Imre Kertész, Sin destino        3.    Elizabeth Gilbert,  Come, reza, ama       4.    Prosper Mérimée, Carmen          5. H. P. Lovecraft,  El alquimista           6.   Albert Camus, La peste           7.   D. H. Lawrence , El amante de Lady Chatterley           8.   José Luis Sampedro, La sonrisa etrusca        9.   Robert Galbraith , El canto del cuco        10.   Ángeles Caso, Contra el viento       11.   Fernando Vallejo, La Virgen de los Sicarios    12.   Arthur Conan Doyle, El archivo de Sherlock Holmes. La aventura de la piedra preciosa de Mazarino

32. De Nimue y una estampa maravillosa

¿Te ha pasado alguna vez  que el sueño se haya ido de tus ojos mucho antes de que la noche acabe? ¿Te ha pasado que algo te hiciera adentrarte en el desvelo   como quien se adentra en un túnel ,   a oscuras y a la fuerza? A mí sí. Hoy. Antes.   Fue por los pájaros . Volaban en desbandada huyendo de las pisadas de algún cazador furtivo. Fue su algarabía de alas la que me hizo abrir los ojos   cuando el sol estaba más grande . Cuando de su luz no podría resguardarme por dentro de ninguna sombra... Sabía que los ojos se me derretirían como la cera puesta en un caldero al fuego. Sabía que no era mi hora. Ni la de   Titus B. , que dormía como era menester hecho un ovillo de algodón coloreado a la flaca sombra del letrero. Sin mantas que lo cubrieran, que   los duendes   no saben lo que es el frío . Y, sin embargo, ya no pude por más que levantarme del lecho de heno que tanto tiempo fue mi cama. Amodorrada ,  busqué agua cerca con que lavarme la cara . Busqué hasta encontrarla hecha