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La sirenita de Funchal...

Una publicación compartida de Lola García de Luna (@lolagarciadeluna) el 27 de Ago de 2017 a la(s) 4:04 PDT

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Edward F. Brewtnall, A Visit to the Witch  (1882)

Encuentro nocturno

El mar gris y la extensa tierra negra; y la dorada media luna flotando bajo, y las tímidas y asustadas olas que saltan dormidas en ardientes círculos; Mientras gano la costa en la ansiosa proa, que solo apaga su vigor en la arena fangosa. Entonces surge una milla de perfumadas playas; tres campos a la cruz de una granja aparecen; un golpe en el cristal; un rasguño agudo y rápido, las chispas azules de una lámpara que se enciende, y una voz, aún más silenciosa, con sus alegrías y miedos, que los dos corazones que se agitan en la noche. Robert Browning

Funchal...

Una publicación compartida de Lola García de Luna (@lolagarciadeluna) el 12 de Sep de 2017 a la(s) 1:54 PDT

Cerrando los ojos 💫

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Huyo del mal que me enoja buscando el bien que me falta. Más que las penas que tengo me duelen las esperanzas. Tempestades de deseos contra los muros del alba rompen sus olas. Me ciegan los tumultos que levantan. Nido en el mar. Cuna a flote. La flor que lucha en el agua me sostiene mar adentro y mar afuera me lanza. Cierro los ojos y miro el tiempo interior que canta. Manuel Altolaguirre John William Waterhouse, Boreas  (1903)

D. H. Lawrence...

   <<La nuestra es esencialmente una época trágica, así que nos negamos a tomarla por lo trágico. El cataclismo se ha producido, estamos entre las ruinas, comenzamos a construir hábitats diminutos, a tener nuevas esperanzas insignificantes. Un trabajo no poco agobiante: no hay un camino suave hacia el futuro, pero le buscamos las vueltas o nos abrimos paso entre los obstáculos. Hay que seguir viviendo a pesar de todos los firmamentos que se hayan desplomado>>.  D. H. Lawrence, El amante de Lady Chatterley

Beauté...

Una publicación compartida de Lola García de Luna (@lolagarciadeluna) el Abr 2, 2018 at 3:53 PDT

Ven, camina conmigo 💫

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Ven, camina conmigo, solo tú has bendecido alma inmortal. Solíamos amar la noche invernal, Vagar por la nieve sin testigos. ¿Volveremos a esos viejos placeres? Las nubes oscuras se precipitan ensombreciendo las montañas igual que hace muchos años, hasta morir sobre el salvaje horizonte en gigantescos bloques apilados; mientras la luz de la luna se apresura como una sonrisa furtiva, nocturna. Ven, camina conmigo; no hace mucho existíamos pero la Muerte ha robado nuestra compañía -Como el amanecer se roba el rocío-. Una a una llevó las gotas al vacío hasta que solo quedaron dos; pero aún destellan mis sentimientos pues en ti permanecen fijos. No reclames mi presencia, ¿puede el amor humano ser tan verdadero? ¿puede la flor de la amistad morir primero y revivir luego de muchos años? No, aunque con lágrimas sean bañados, Los túmulos cubren su tallo, La savia vital se ha desvanecido y el verde ya no volverá. Más seguro que el horror final, inevitable como las estancias subterráneas donde ha

Pido la paz y la palabra

Escribo en defensa del reino del hombre y su justicia. Pido la paz y la palabra. He dicho «silencio», «sombra», «vacío» etcétera. Digo «del hombre y su justicia», «océano pacífico», lo que me dejan. Pido la paz y la palabra. Blas de Otero