Cuando el alma recuerda la esperanza de que nutrió su juventud comprende que la vida es engaño y luego emprende soñar que fue lo que no fuera; avanza así con sus ensueños, mas no alcanza lo que esperó; soñando se defiende y llega al fin Aquella que nos prende con el lazo de la última membranza. Para ver la verdad no hay mejor lumbre que la lumbre que sube del ocaso, y que luego el verdor trueca en herrumbre: lanzadera fatal urde el acaso de la vida en la trama la costumbre: toda vida a la postre es un fracaso. Miguel de Unamuno