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Mostrando las entradas etiquetadas como Poemas

Otoño

  Otoño de manos de oro. Ceniza de oro tus manos dejaron caer al camino. Ya vuelves a andar por los viejos paisajes desiertos. Ceñido tu cuerpo por todos los vientos de todos los siglos. Otoño de manos de oro: Con el canto del mar retumbando en tu pecho infinito, Sin espigas ni espinas que puedan herir la mañana, Con el alba que moja su cielo en las flores del vino, Para dar alegría al que sabe que vive De nuevo has venido. Con el humo y el viento y el canto y la ola temblando, En tu gran corazón encendido. José Hierro

No volveré a ser joven 💫

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Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde -como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quería y marcharme entre aplausos -envejecer, morir, eran tan solo las dimensiones del teatro. Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra. 🧚‍♀️ Jaime Gil de Biedma John Collier, Priestess of Delphi  (1891)

A mi ropa tendida

Me la están refregando, alguien la aclara. ¡Yo que desde aquel día la eché a lo sucio para siempre, para ya no lavarla más, y me servía! ¡Si hasta me está más justa! No la he puesto pero ahí la veis todos, ahí, tendida, ropa tendida al sol. ¿Quién es? ¿Qué es esto? ¿Qué lejía inmortal, y que perdida jabonadura vuelve, qué blancura? Como al atardecer el cerro es nuestra ropa desde la infancia, más y más oscura y ved la mía ahora. ¡Ved mi ropa, mi aposento de par en par! ¡Adentro con todo el aire y todo el cielo encima! ¡Vista la tierra tierra! ¡Más adentro! ¡No tenedla en el patio: ahí en la cima, ropa pisada por el sol y el gallo, por el rey siempre! He dicho así a media alba porque de nuevo la hallo, de nuevo el aire libre sana y salva. Fue en el río, seguro, en aquel río donde se lava todo, bajo el puente. Huele a la misma agua, a cuerpo mío. ¡Y ya sin mancha! ¡Si hay algún valiente, que se la ponga! Sé que le ahogaría. Bien sé que al pie del corazón no es blanca pero no importa: un

El viaje definitivo 💫

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 …Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas la tardes, el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando,  las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron; y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, mi espíritu errará, nostálgico… Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido… Y se quedarán los pájaros cantando. Juan Ramón Jiménez John William Waterhouse, Undine  (1872)

De un abril... 💫

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Otra vez huele el bosque, se ciernen las alondras, elevándose con el cielo, que estaba pesado en nuestros hombros; cierto es que se veía por las ramas el día qué vacío que estaba; pero tras de lluviosas tardes largos vienen las horas nuevas, soleadas de oro, huyendo de las cuales, en fachadas lejanas, todas las desgarradas ventanas temerosas agitan sus batientes. Luego se hace la calma. Hasta la lluvia cae más queda en el brillo de la piedra, que en paz se ensombrece. Los ruidos enteros se agazapan en los fúlgidos brotes de las yemas. Rainer María Rilke John William Godward, He Loves Me, He Loves Me Not  (1896)

Rima XLIX: Alguna vez la encuentro por el mundo

Alguna vez la encuentro por el mundo y pasa junto a mí; y pasa sonriéndose, y yo digo: - ¿Cómo puede reír? Luego asoma a mi labio otra sonrisa máscara del dolor, y entonces pienso: - ¡Acaso ella se ríe como me río yo! Gustavo Adolfo Bécquer

Rima XIII. Tu pupila es azul, y cuando ríes 💫

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Tu pupila es azul, y cuando ríes su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul, y cuando lloras las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde ¡una perdida estrella! 🧚‍♀️ Gustavo Adolfo Bécquer Herbert James Draper, Lancelot and Guinevere  (1890)

Más bella que las lágrimas

Mi respiro perturba la vida a cierta gente: como vago reproche los mantiene despiertos; tal vez porque mi canto cual un cobre estridente pudiera despertar con su clangor los muertos. ¡Ah! si los hiere mi verso con su tonada bélica -rugir que a sus oídos no quieren que se acerque- es que en el arpa el treno mató la voz angélica y resurgen los ecos pávidos de Dunkerque. Verdad: en recordarlo mi mal gusto compendio… Así somos algunos: en sus cuerpos quizás perduran los mordiscos del infernal incendio que los faros del Norte contemplaran jamás. Si te nombro, Amor mío, burla y odio concitas; si alabo el sol, ustedes el invernal derroche; dicen que en mi pradera sobran las margaritas, azules en mi cielo y estrellas en mi noche. Buscan en mis palabras a ver qué se descubre, como fino escalpelo que escarba un corazón… Tal vez me fuera poco perder Pont-neuf y el Louvre, que aún sus venganzas piden satisfacción. De alados cancioneros pueden hacer galeotes; ahuyentar al poeta podrá su elegancia;

Aun censurada, siempre regreso… 💫

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Aun censurada, siempre regreso a los viejos sentimientos que nacieron conmigo. Abandono la búsqueda agitada de riquezas, los vanos sueños que nunca ocurrirán. Ya no busco más la región de las sombras. Monótona se expande su estéril vastedad, y legión tras legión se alzan mis visiones y me acercan, qué extraño, el mundo irreal. Caminaré, mas no sobre viejas huellas heroicas, no por los senderos de la alta moralidad y no entre rostros inciertos, nebulosas formas del rancio pasado. Caminaré adonde mi naturaleza me lleve, pues me humillaría elegir otro guía. Allí donde pastan entre helechos los grises rebaños, allí, a la montaña, donde brama el viento salvaje. ¿Qué importantes secretos revelan los montes solitarios? Gloria y aflicción inenarrables. La Tierra, al despertar el corazón humano, une ambos mundos, el Cielo y el Infierno. Emily Brontë John William Waterhouse, The Missal  (1902)

La rosa 💫

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Como la rosa: nunca Te empañe un pensamiento. No es para ti la vida Que te nace de dentro. Hermosura que tenga Su ayer en su momento. Que en solo tu apariencia Se guarde tu secreto. Pasados no te brinden Su inquietante misterio. Recuerdos no te nublen El cristal de tus sueños. Cómo puede ser bella Flor que tiene recuerdos. 🧚‍♀️ José Hierro John William Godward, A priestess of Bacchus  (1890)

Edipo y el enigma

Cuadrúpedo en la aurora, alto en el día y con tres pies errando por en vano ámbito de la tarde, así veía la eterna esfinge a su inconstante hermano, el hombre, y con la tarde un hombre vino que descifró aterrado en el espejo de la monstruosa imagen, el reflejo de su declinación y su destino. Somos Edipo y de un eterno modo la larga y triple bestia somos, todo lo que seremos y lo que hemos sido. Nos aniquilaría ver la ingente forma de nuestro ser; piadosamente Dios nos depara sucesión y olvido. Jorge Luis Borges

Rima V. Espíritu sin nombre 💫

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 Espíritu sin nombre, indefinible esencia, yo vivo con la vida sin formas de la idea. Yo nado en el vacío, del sol tiemblo en la hoguera, palpito entre las sombras y floto con las nieblas. Yo soy el fleco de oro de la lejana estrella; yo soy de la alta luna la luz tibia y serena. Yo soy la ardiente nube que en el ocaso ondea; yo soy del astro errante la luminosa estela. Yo soy nieve en las cumbres, soy fuego en las arenas, azul onda en los mares y espuma en las riberas. En el laúd soy nota, perfume en la violeta, fugaz llama en las tumbas y en las ruinas hiedra. Yo atrueno en el torrente, y silbo en la centella, y ciego en el relámpago, y rujo en la tormenta. Yo río en los alcores, susurro en la alta yerba, suspiro en la onda pura, y lloro en la hoja seca. Yo ondulo con los átomos del humo que se eleva y al cielo lento sube en espiral inmensa. Yo, en los dorados hilos que los insectos cuelgan, me mezco entre los árboles en la ardorosa siesta. Yo corro tras las ninfas que en la corrient

En lugares perdidos… 💫

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En lugares perdidos contra toda esperanza te buscaba. En ciudades sin nombre por rincones de ayer te busqué. En horas miserables entre la sombra amarga te buscaba. Y cuando el desaliento me pedía volver te encontré. 🧚‍♀️ José Agustín Goytisolo Herbert James Draper, Tristan and Isolde  (1901)

Objetos perdidos

Por veredas de sueño y habitaciones sordas tus rendidos veranos me aceleran con sus cantos Una cifra vigilante y sigilosa va por los arrabales llamándome y llamándome pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo si la cifra se mezcla con las letras del sueño, si solamente estás donde ya no te busco. Julio Cortázar

Rima XXI. ¿Qué es poesía? 💫

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¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía… eres tú. 🧚‍♀️ Gustavo Adolfo Bécquer Gaston Bussière, Tristan and Iseult

Rima XVI. Si al mecer las azules campanillas 💫

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Si al mecer las azules campanillas de tu balcón crees que suspirando pasa el viento murmurador, sabe que, oculto entre las verdes hojas, suspiro yo. Si al resonar confuso a tus espaldas vago rumor crees que por tu nombre te ha llamado lejana voz, sabe que, entre las sombras que te cercan, te llamo yo. Si te turba medroso en la alta noche tu corazón, al sentir en tus labios un aliento abrasador, sabe que, aunque invisible, al lado tuyo respiro yo. 🧚‍♀️   Gustavo Adolfo Bécquer Edmund Leighton, The End of The Song. Detalle (1902)

Para vivir no quiero…

Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres! Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Te quiero pura, libre, irreductible: tú. Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, solo tú serás tú. Y cuando me preguntes quién es el que te llama, el que te quiere suya, enterraré los nombres, los rótulos, la historia. Iré rompiendo todo lo que encima me echaron desde antes de nacer. Y vuelto ya al anónimo eterno del desnudo, de la piedra, del mundo, te diré: «Yo te quiero, soy yo». Pedro Salinas

Cuento de hadas

Había una vez  (y fueron tantas veces) un hombre que adoraba a una mujer. Había una vez (la vez fue muchas veces) que una mujer a un hombre idolatraba. Había una vez (lo fue muchas más veces) una mujer y un hombre que no amaban o aquel o aquella que los adoraban. Había una vez (tal vez solo una vez) una mujer y un hombre que se amaban. Robert Desnos

Galope

Las tierras, las tierras, las tierras de España, las grandes, las solas, desiertas llanuras. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, al sol y a la luna. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! A corazón suenan, resuenan, resuenan las tierras de España, en las herraduras. Galopa, jinete del pueblo, caballo cuatralbo, caballo de espuma. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie; que es nadie la muerte si va en tu montura. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, que la tierra es tuya. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! Rafael Alberti

Misterio

La imagen sacra tiene una espina azul. Jesús es bautizado en naranja. Casi más allá una y otra vez el Juicio Final. Bienaventurados que sonríen y forman coros. Verde clara la tierra se hunde, pero los cielos pronto se apaciguan. Más claros, ondean como argénteas banderas en lento movimiento, y el cirio más alto se afana y da olor. Estoy ante ti en el polvo frío estoy ante ti desde algún sitio desde una aterida oscuridad estoy ante ti y canto loas: miradas de alabanza me elevaron de los cansados estribos de mi sentimiento, sin un murmullo. Friederike Mayröcker