Shakespeare and Company
Shakespeare and Company, París |
A las puertas de Shakespeare and Company unos jóvenes cantaban y tocaban la guitarra.
En su interior el universo entero se transformaba en libros. Cientos, miles, qué sé yo. Había sillones aquí y allí para sentarte a leer esos libros, y había mesitas de escritorio y máquinas de escribir y escaleras por las que subían y bajaban muchas, muchas, muchas personas que no llegaron a verme porque yo las estaba soñando y porque ellas entonces ya se habían dejado los ojos perdidos en algún rincón de aquel mundo hermoso, rarísimo, desconcertante... maravilloso.
En su interior el universo entero se transformaba en libros. Cientos, miles, qué sé yo. Había sillones aquí y allí para sentarte a leer esos libros, y había mesitas de escritorio y máquinas de escribir y escaleras por las que subían y bajaban muchas, muchas, muchas personas que no llegaron a verme porque yo las estaba soñando y porque ellas entonces ya se habían dejado los ojos perdidos en algún rincón de aquel mundo hermoso, rarísimo, desconcertante... maravilloso.
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