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Camina bella, como la noche… 💫

Camina bella, como la noche  De climas despejados y de cielos estrellados, Y todo lo mejor de la oscuridad y de la luz  Resplandece en su aspecto y en sus ojos,  Enriquecida así por esa tierna luz  Que el cielo niega al vulgar día. Una sombra de más, un rayo de menos, Hubieran mermado la gracia inefable Que se agita en cada trenza suya de negro brillo, O ilumina suavemente su rostro, Donde dulces pensamientos expresan Cuán pura, cuán adorable es su morada. Y en esa mejilla, y sobre esa frente,  Son tan suaves, tan tranquilas, y a la vez elocuentes, Las sonrisas que vencen, los matices que iluminan  Y hablan de días vividos con felicidad.  Una mente en paz con todo,  ¡Un corazón con inocente amor! 🧚‍♀️ Lord Byron

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Contigo 💫

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No estás tan sola sin mí. Mi soledad te acompaña. Yo desterrado, tú ausente. ¿Quién de los dos tiene patria? Nos une el cielo y el mar. El pensamiento y las lágrimas. Islas y nubes de olvido a ti y a mí nos separan. ¿Mi luz aleja tu noche? ¿Tu noche apaga mis ansias? ¿Tu voz penetra en mi muerte? ¿Mi muerte se fue y te alcanza? En mis labios los recuerdos. En tus ojos la esperanza. No estoy tan solo sin ti. Tu soledad me acompaña. 🧚‍♀️ Manuel Altolaguirre John William Waterhouse, Circe  (1911)

Los dones de las hadas

Había gran asamblea de hadas para proceder al reparto de dones entre todos los recién nacidos llegados a la vida en las últimas veinticuatro horas. Todas aquellas antiguas y caprichosas hermanas del Destino; todas aquellas madres raras del gozo y del dolor, eran muy diferentes: tenían unas aspecto sombrío y ceñudo; otras, aspecto alocado y malicioso; unas, jóvenes que habían sido siempre jóvenes; otras, viejas que habían sido siempre viejas. Todos los padres que tienen fe en las hadas habían acudido, llevando cada cual a su recién nacido en brazos. Los dones, las facultades, los buenos azares, las circunstancias invencibles habíanse acumulado junto al tribunal, como los premios en el estrado para su reparto. Lo que en ello había de particular era que los dones no servían de recompensa a un esfuerzo, sino, por el contrario, eran una gracia concedida al que no había vivido aún, gracia capaz de determinar su destino y convertirse lo mismo en fuente de su desgracia que de su felicidad. Las

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John William Godward... 💫

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 🧚‍♀️ John William Godward, The Tease  (1901)

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Yo tenía doce años; dieciséis ella al menos... 💫

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Yo tenía doce años; dieciséis ella al menos. Alguien que era mayor cuando yo era pequeño. Al caer de la tarde, para hablarle a mis anchas, esperaba el momento en que se iba su madre; luego con una silla me acercaba a su silla, al caer de la tarde, para hablarle a mis anchas. ¡Cuánta flor la de aquellas primaveras marchitas, cuánta hoguera sin fuego, cuánta tumba cerrada! ¿Quién se acuerda de aquellos corazones de antaño? ¿Quién se acuerda de rosas florecidas ayer? Yo sé que ella me amaba. Yo la amaba también. Fuimos dos niños puros, dos perfumes, dos luces. Ángel, hada y princesa la hizo Dios. Dado que era ya persona mayor, yo le hacía preguntas de manera incesante por el solo placer de decirle: ¿Por qué? Y recuerdo que a veces, temerosa, evitaba mi mirada pletórica de mis sueños, y entonces se quedaba abstraída. Yo quería lucir mi saber infantil, la pelota, mis juegos y mis ágiles trompos; me sentía orgulloso de aprender mi latín; le enseñaba mi Fedro, mi Virgilio, la vida era un reto