Entradas

Mirabilia...

     <<Cuando íbamos camino de  Roma, un cura (...) me contaba las mirabilia de aquella urbe,  de los siete autómatas del Capitolio que representaban los días de la semana y  anunciaban, cada uno con una campanilla, una sublevación en una provincia del  imperio, o de las estatuas de bronce que se movían solas, o de un palacio lleno de  espejos encantados…>>. Umberto Eco, Baudolino

Imagen

40. De vuelta al camino

Ha pasado mucho tiempo . Demasiado, tal vez. El tiempo es la peor de las alimañas . Se aferra a tus ropas y se mete entre el forro de tus faldas. Y ahí se queda. Agazapado. Aguardando quién sabe qué momento para comenzar a correr. El tiempo...  Habrá hecho que te olvides de nosotros .  Encerrados aquí .   Aprendiendo solo Dios sabe cuántas cosas   que despacio te iré revelando...  Roger el maestro se ocupa de que así sea . Pese al rostro vuelto de Titus B., que no lo acepta. Pese a todo. Aprendiendo. Si quieres mañana puedo escribirte lo que descubrí sentada ante el ventanal inmenso . Rodeada de libros. Apretujada entre ellos. Mañana ...

Mont Saint-Michel...

Imagen
Mont Saint-Michel, France

Cada canción

Cada canción es un remanso del amor. Cada lucero, un remanso del tiempo. Un nudo del tiempo. Y cada suspiro un remanso del grito. Federico García Lorca

Roy Batty...

     «Yo… he visto cosas que vosotros no creeríais…  atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad  c erca de la puerta Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo,  como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir». Blade Runner

Imagen

Esperanza

Imagen
¿Quién dijo que se agotan la curva el oro el deseo el legítimo sonido de la luna sobre el mármol y el perfecto plisado de los élitros del cine cuando ejerce su tierno protectorado? Registrad mi bolsillo Encontraréis en él plumas en virtud de pájaro migas en busca de pan dioses apolillados palabras de amor eterno sin carta de aterrizaje y la escondida senda de las olas. Gerardo Diego

Por fin...

Imagen
     <<Por fin llegaron a los pies de la escalera. Nicetas encontró las antorchas y los  dos, manteniéndolas altas por encima de la cabeza, recorrieron un largo  conducto, hasta que Baudolino vio el vientre mismo de Constantinopla, allá donde,  casi debajo de la iglesia más grande del mundo, se extendía oculta a la vista otra  basílica, una selva de columnas que se perdían en la oscuridad como árboles de  una floresta lacustre que surgían de las aguas. Basílica o iglesia colegial  completamente invertida, porque incluso la luz, que acariciaba apenas los  capiteles que se desvanecían en la sombra de las bóvedas altísimas, no procedía  de rosetones o vidrieras, sino del acuátil suelo, que reflejaba la llama movida por  los visitantes>>. Umberto Eco , Baudolino