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Caminante, son tus huellas…

Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar. Antonio Machado

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34. Cosas de duendes

Algunos duendes son muy miedosos . Por eso tal vez nunca puedas ver ninguno. Ni aunque alguien que vaya contigo una tarde andando por el bosque te diga: mira,   allí hay un duende sentado comiendo almendras . Nada. Seguramente no tendrías forma de verlo porque antes, mucho mucho antes de que te hubiese dado tiempo a levantar los ojos desde donde los tuvieras puestos y los llevaras hasta el punto ese que tu acompañante te señaló, la criatura ya se habría esfumado. Titus B. es así . Es uno de ellos. Se oculta. Se esconde de todo lo que no sea yo. Por miedo. Por terror. Solo si lo que quiera que sea se está muy quieto , como pasó aquella vez con   la paloma mensajera , tiene el atrevimiento de quedarse. Pero solo así. Solo entonces. Y esta vez, teniendo encima a Nimue, poco más y le da un ataque. De verdad que no exagero. De verdad que no. De modo que esta noche, porque ya se ha hecho bien de noche y la luna está bien grande en lo alto del cielo, de modo que esta noche, digo,

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Notre Dame de París...

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Notre Dame de París...

Empiezo a conocerme. No existo.

Empiezo a conocerme. No existo. Soy el intervalo entre lo que deseo ser y los demás me hicieron, o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida… Soy esto, en fin… Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de zapatillas en el pasillo. Quede solo yo en el cuarto con el gran sosiego de mí mismo. Es un universo barato. Fernando Pessoa

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33. La senda de los diamantes

Dicen que un pájaro no entona dos veces la misma canción . Que esa melodía que te paraste aquella tarde de enero a escuchar con los ojos cerrados y la piel manchada de frío ningún otro, ni siquiera él mismo, volverá a repetirla jamás.   Dicen ,   pero no sé si es verdad . A lo mejor sí. A lo mejor cada vez que despegan sus picos lisitos sueltan al mundo, a tu mundo, algo que   por tan hermoso no pueda más que desvanecerse . Desvanecerse, para que siga siendo eso, hermoso. Para que nadie pueda corromperlo... Pasa con todo: con los cantos de las aves que hasta que anochezca colmarán el bosque; con el agua de ese mar que nunca tuve delante... o con   los diamantes que estoy viendo ahora mismito cuajar la tierra . Sí sí. Como lo lees. Cuajarla. Que no hay uno ni hay dos. Que hay miles. Cientos de miles de   piedras chiquininas que relumbran  a la luz de un sol que les sonríe galante. Que las viste de colores. Que las hace brillar. Y la tierra encantada. Dispuesta a dejarse mir

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