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29. Una marmita que cuece hombres
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Cuando las luces se apagaron en tu mundo el cielo entero se resintió . Lo sé porque lo vi. O tal vez se equivocan mis ojos y no fue así. Tal vez fue exactamente al revés. Me lo ha explicado el duende : Que tú y yo y él. Y la tierra que pisas y las estrellas del firmamento. Todos somos parte , más o menos voluminosa, de una bola gigante en la que lo uno afecta a lo otro. En la que lo uno determina a lo otro. Y viceversa. Una bola gigante . O a lo mejor una marmita . Vapor y líquido encerrados a los pies de una tapadera y sobre un fondo metálico. Vapor el cielo . Líquido la Tierra . El hombre aquello que entre ambos cuecen .
28. Hoy
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Anoche se apagaron las luces de tu mundo . Las vimos hacerlo todas a la vez. De una sola vez. Y de nuevo tu mundo a oscuras . ¿Qué haces tú hoy , cuando ya todo ha terminado? ¿Acaso sientes tristeza? ¿Acaso desamparo frente a la inercia de unos días que nunca se quedan quietos? ¿Qué sientes ? Porque ni para Titus B. ni para mí cambió nada en modo alguno en tanto tiempo. En la soledad no puede cambiar nada , salvo tu compañía . Pero para ti las calles se vistieron de colores, de música, de cantos. La gente a tu alrededor se adornó con sus mejores sonrisas. Lanzó al aire su voluntad. Te dio de regalo un montón de buenos deseos. ¿Adónde se fueron ellos hoy , esta tarde que te escribo mientras el duende se esconde a la espera de que el sol desaparezca del cielo y podamos continuar al fin el camino? ¿Adónde? ¿Siguen acaso ahí , contigo, encerrados entre las palmas apretadas de tus manos como un pajarillo? ¿O se han ido por el lugar del que llegaron, vo
La vida de un hombre...
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<<(...) la vida de un hombre se divide básicamente en tres períodos. En el primero, uno ni siquiera piensa que envejecerá , ni que el tiempo pasa ni que, desde el primer día, cuando nacemos, caminamos hacia un único fin. Pasada la primera juventud, empieza el segundo período, en el que uno se da cuenta de la fragilidad de la propia vida y lo que en un principio es una simple inquietud va creciendo en el interior como un mar de dudas e incertidumbres que te acompañan durante el resto de tus días. Por último, al final de la vida, se abre el tercer período, el de la aceptación de la realidad y, consecuentemente, la resignación y la espera>>. Carlos Ruiz Zafón , El Príncipe de la Niebla