Canción de otoño en primavera
Clémentine Hélène Dufau, Autorretrato ¡Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer… Plural ha sido la celeste historia de mi corazón. Era una dulce niña en este mundo de duelo y aflicción. Miraba como el alba pura, sonreía como una flor. Era su cabellera oscura, hecha de noche y de dolor. Yo era tímido como un niño; ella, naturalmente, fue para mí amor hecho de armiño, Herodías y Salomé… ¡Juventud, divino tesoro ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro, y a veces lloro sin querer… La otra fue más sensitiva, y más consoladora y más halagadora y expresiva, cual no pensé encontrar jamás. Pues a su continua ternura una pasión violenta unía. En un peplo de gasa pura una bacante se envolvía… En sus brazos tomó mi ensueño y lo arrulló como a un bebé… Y le mató, triste y pequeño, falto de luz, falto de fe… ¡Juventud divino tesoro, te fuiste para no volver! Cuando q