29. Hasta la primavera...

El bosque esta noche ya no es bosquesino páramo. El aleteo de los libros volantes traspasa el aire frío del último tramo del invierno. Titus B. está dormido. Duerme desde hace quince amaneceres y no quiere despertar.

No quiere.

Hasta que llegue la primavera y Brocelianda se cubra con su mejor manto de flores.

No quiere.

Y yo lo miro y lo dejo así, hecho una bolita de algodón que se acurruca en el hueco abierto a los pies de un almendro mágico. Lo dejo así, cierro los ojos de nuevo y trato de dormir también.

Hasta la primavera

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