No vienen en tu busca, pobre flor solitaria; -y, sin embargo, eres más bella que la rosa pregonadora, que la mano partidaria del destino abrió altiva, visible y victoriosa-. Oyes, solo, en tu olvido, la verdad de la fuente, que, cantándote amor, te vuelve sobre el cielo, el verderón te cerca de un misterio elocuente, la mariposa para por ti su blanco vuelo… Y nadie sabe, flor, el encanto bendito de tu soledad única, estasiada y divina, cuando, a una brisa de oro, teñida de infinito, el sol se va ocultando tras tu verde colina. 🧚♀️ Juan Ramón Jiménez John William Waterhouse, Sweet summer (1912)